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A las 2pm del día jueves 1 de septiembre, íbamos saliendo de Iquique. En el bus se pasó muy bien, escribiendo en nuestra bitácora de viaje, sacando fotos, hablando, riendo… en fin. Luego de muchas paradas y “¿cuándo llegaremos?”… llegamos :)

Eran cerca de las 4pm del día viernes 2 de septiembre cuando vimos Viña. Luego de bajar todas las cosas del bus, y de subirnos en los cuatro o cinco taxis que esperaban, llegamos a la Hostal Villamar.

Me tocó la pieza 18 junto a la Cata, la Karin, y la miss Lili. Nos bañamos, y luego salimos al frío, y caminamos hacia el mall.

Después de comer, vino la parte entretenida, “¡shopping!” A eso de las 8pm, ya tenía acumuladas un par de bolsas. También, me había encontrado con mi amiga Coni a la entrada de Casa & Ideas.

Volvimos a la hostal, cenamos, y luego cada uno se fue a su respectiva pieza… En la 18, las luces se apagaron a las 00:45 hrs.

5:30am y suena el primer despertador que sólo es escuchado por la miss Liliana. Luego otro a las 6am, donde ella se levanta. El segundo turno para la ducha le correspondía a la Cata, y a eso de las 6:50am, debía entrar yo, para luego pasarle el baño a la Karin.

7:45am, y todos debíamos estar abajo tomando desayuno, para así salir de la hostal a las 8:30am, llegando a las 9am al Club Unión Española, en donde tendría lugar el campeonato.

Luego de la inauguración, empezaron las competencias. Primero, menores y damas; luego, mucho más tarde, le tocó el turno a los hombres (excepto menores). Finalizado todo, entregaban los premios correspondientes al campeonato de ese día. Entre cinco damas cadetes, obtuve el último lugar, con 243 puntos, lo que me dejaba 98 puntos atrás de quien tuviese el cuarto lugar. Pero aún así, estaba feliz, pues había subido mi puntaje en cuanto al control que di antes de salir de Iquique; y además que esto se trataba de mi primera competencia.

A la noche volvimos a ir al mall, pero esta vez subimos directamente al bowling, donde pasamos unas horas bastante agradables y entretenidas.

De vuelta en la hostal, todos se dirigieron a nuestra pieza, para quedarnos conversando y contando chistes hasta casi la 1am, hora en la que todos se tuvieron que ir a acostar.

El próximo día, la rutina matutina siguió igual, pero esta vez, se trataba de una segunda competencia: las eliminatorias.

Me ubicaba entre las cuatro finalistas, y debía pelear por el bronce. Sin embargo, a la hora de comenzada la competencia, ni yo ni mi oponente estábamos en la línea de tiro, y aunque lo mío se debía a falta de atención, quien competiría conmigo se negó a participar, lo que me valió, al final de la jornada, una hermosa medalla de bronce (sí, la primera medalla de mi vida, también).

Dado que el próximo día volvíamos a nuestra ciudad, esa noche salimos a comer todos juntos a un restaurant. Volvimos a la hostal entre 10 y 11 de la noche, y luego, para variar, nos dirigimos todos a la pieza 18 a conversar… esta vez, hasta las 2am.

El lunes 5 en la mañana partimos nuestro regreso a Iquique… deseado por pocos, pero inevitable para todos. El cansancio se notaba, pero la felicidad también. Creo que fueron unos seis días llenos de risa y alegría.

Personalmente, lo pasé excelente. Pasando el cuaderno y la comida por el bus; llenando la bebida con sal, limón, aceite, vinagre, pan, y cualquier otra cosa que se nos presentaba en la mesa; cantando y bailando en la mitad de la calle cuando caminábamos al mall; descubriendo las muchas historias y novelas que dejó nuestro viaje, y aquellas historietas que venían de antes; contando chistes (fomes y no tanto); haciendo barra en el campeonato… todo junto fue muy lindo.

Y aprovecho en agradecer a todos los que fueron y que hicieron de estos pocos días, algo que jamás olvidaré, y una experiencia que ansío volver a tener.

-Raquel Stewart

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